Cuando el almacenamiento interno del ordenador se llena, suele ser habitual considerar la compra de un disco duro adicional para mantener la información a buen recaudo. Sin embargo, son muchas las dudas que se plantean a la hora de escoger el mejor disco duro.
Una de ellas es elegir entre un SSD y un HDD, algo que depende mucho del tipo de uso que se le vaya a dar. Y, una vez elegido este aspecto, suele ser bastante común preguntarse si es mejor idea comprar un disco interno o uno externo con USB para el ordenador, pues cada tipo tiene unas ventajas diferentes frente al otro.
Disco duro externo vs interno: ¿cuál es mejor comprar para el ordenador?
Gracias al avance de las conexiones USB, a día de hoy cualquier ordenador con USB 3.0 y versiones posteriores será capaz de ofrecer velocidades de escritura y lectura tan altas como las que podrían ofrecerse con la conexión interna SATA. Por este mismo motivo, una duda muy común es si es mejor elegir un disco duro interno o uno externo para el ordenador, pues a nivel de velocidad están ya prácticamente igualados.
Teniendo en cuenta que el rendimiento de un disco duro interno y uno externo es prácticamente igual, la mayor diferencia entre uno y otro que encontramos en la actualidad está relacionada con la versatilidad y comodidad que ofrecen uno y otro.
Si se opta por un disco duro interno, una vez montado en el ordenador no ocupará ningún espacio físico adicional. Sí que es verdad que montarlo puede ser algo complicado para algunos usuarios, pero si este punto no es un problema y no se quiere transportar la información del mismo, puede ser una opción genial para almacenar toda la información.
Además, al estar conectado de forma directa a la placa base, tan pronto como enciendas tu ordenador el nuevo disco duro ya estará disponible para que puedas darle el uso que necesites. No será necesario que lo conectes, sino que tras el inicio la fuente de alimentación comienza a darle la energía que necesita para funcionar, siendo posible acceder a la información desde el sistema operativo muy fácilmente.
Sin embargo, esto también puede llegar a convertirse en un problema. En los discos SSD, está comprobado que su eficacia puede verse reducida con el paso del tiempo si se mantienen conectados de forma continua, como pasa con el caso de los discos internos. Si se quiere un HDD, que además no tiene unos límites de escritura y lectura de archivos, esto no será ningún inconveniente, pero es verdad que un SSD interno podría dañarse antes que un SSD externo.
Además, también se debe tener en cuenta que, a pesar de lo molesto que puede resultar el hecho de tener que conectar por USB el disco duro externo cada vez que sea necesario utilizarlo, así como el sitio que ocupa, es algo que también puede convertirse en una ventaja. Si optas por un disco duro externo, podrás conectar el disco duro a cualquier otro ordenador para acceder a tus archivos o añadir más, un proceso que se complica bastante con los discos duros internos al tenerlos que extraer.