Podrías contraer salmonelosis, listeriosis o E.coli. Además, si los trozos no están refrigerados se favorece el crecimiento de microorganismos.
Desde hace un tiempo es muy común ir al súper, a la frutería o al mercado y encontrar ya cortados los melones y las sandías. De primeras, puede ser la solución perfecta para personas que viven solas en casa o son las únicas que consumen estas frutas o, por qué no, para aquellas que en vez de llevarse una sandía entera prefieren alternar esta y el melón. Además, el tamaño exagerado que tienen algunas sandías requiere de mucho espacio en la nevera. Sin embargo, puede no ser una buena idea echar al carro una mitad o cuarto de estas frutas u otras ya cortadas y envueltas con film transparente. Te contamos por qué.
“Al cortar la fruta, estamos rompiendo la protección natural que aísla la parte comestible del ambiente. Las frutas y las verduras pueden tener en su superficie microorganismos patógenos como Salmonella, Listeria o Escherichia coli (E.coli), de manera que, si no se lavan correctamente antes de cortarlas, pueden pasar al interior”, explica Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos en su libro Come seguro comiendo de todo. Esto se traduce en que puedes sufrir una intoxicación alimentaria.
Para evitar sustos, la experta recomienda lavar todas las frutas y las verduras, se consuman con piel o peladas. Sí, has leído bien, aunque te vayas a comer una manzana sin la piel, deberías lavarla antes bajo el chorro del grifo. “En la piel puede haber microorganismos que arrastramos con el cuchillo al interior al pelarlas. Así que lo primero es lavar”, recomienda la experta. Si el consumo es con piel, Robles es partidaria de pasar a mayores y desinfectar en agua con lejía, metiendo la fruta o la verdura cinco minutos en una solución de tres litros de agua y una cucharada de postre de lejía (que sea “apta para desinfección de agua de bebida”. Lo indicará en la etiqueta). Luego habrá que aclarar muy bien con agua. Según Robles, deberíamos desinfectar también las hierbas aromáticas y los brotes.
Con respecto a la fruta que se vende cortada pero no está guardada en una nevera sino en un estante o un puesto a temperatura ambiente, Robles apunta en su libro lo siguiente: “También puede haber una contaminación procedente del operario o de los utensilios de cortado. Si la fruta cortada no se mantiene refrigerada, se favorece el crecimiento de los microorganismos y, como es un alimento listo para el consumo, no hay ningún tratamiento posterior que mejore sus características higiénicas”.
Así que ya lo sabes: si vas a comprar un melón o una sandía, mejor elige la pieza entera y si consideras que se te va a poner mala, no tienes sitio en la nevera para guardarla o directamente no te apetece consumir tanta cantidad, opta por una mitad, pero siempre que esté colocada en la nevera del establecimiento. Al llegar a casa, toca lavar la superficie de la fruta bajo el grifo, no lo olvides. Así, evitarás males mayores y podrás disfrutar sin riesgos de estas frutas veraniegas tan frescas, ricas y saludables.