Aunque los gatos son la segunda mascota más popular del mundo, solo por detrás de los perros, hay muchos datos sobre ellos que desconocemos, por ejemplo la razón por la que se tapan la cara cuando duermen. Los gatos son animales muy dormilones, que pueden pasarse hasta 16 horas al día durmiendo, y este gesto es algo que hacen con mucha frecuencia. Pues bien, los expertos apuntan a tres razones para explicarlo.
Si prestamos atención, vamos a darnos cuenta de que el gato siempre va a dormir en un lugar muy concreto, ya sea su cama o el sofá. Esto es así porque, a pesar de que su domesticación tuvo lugar hace miles de años, mantiene su instinto natural de estar lo más tranquilo y seguro posible mientras duerme. Esto explica por qué muchas veces se tapa la cara con sus patas, ya que esta es la parte del cuerpo más vulnerable.
Si hace mucho frío en casa, el gato, además de querer estar seguro, también va a hacer todo lo posible por estar caliente. Teniendo esto en cuenta, es muy probable que se tape la cara con la manta, e incluso se meta debajo de ella para quedar completamente tapado. Es importante saber que la temperatura ideal para los gatos es de 29 grados, así que en los meses de invierno hay que mantener el confort térmico en el hogar.
Otra de las razones por las que los gatos se tapan la cara cuando duermen es que sencillamente son muy felices. Si es un animal bien cuidado y querido, sabe que puede dormir completamente tranquilo ya que no hay ningún peligro que lo aceche. Otras señales que demuestran que el gato es feliz es que busca el cariño de su familia humana, camina con la cola levantada y se revuelca por el suelo.
¿Cómo elegir la mejor cama para el gato?
Para que el animal pueda disfrutar del mejor descanso, es importante proporcionarle una cama que le resulte cómoda. Uno de los principales aspectos a tener en cuenta durante el proceso de decisión de compra es la postura del gato a la hora de dormir, así como su tamaño. Si suele dormir estirado, la cama debe tener entre 45 y 50 centímetros de diámetro.
La cama debe tener paredes que protejan al animal, y estar fabricada con un material mullido y suave que aporte el máximo confort. El colchón no debe ser demasiado fino ni blando, y es importante que los materiales sean transpirables.