Este postre lo probé en esta Vacaciones por Extremadura, en un pueblo cerca del Valle del Jerte, me encanto tanto que le dije a la señora que los hacia que si me podía dar la receta, y la buena señora me la dio, me dijo que se suelen hacer por la época del carnaval pero yo me parece que los hare mas de una ved, estas riquísimos
Ingredientes
Medio k. de harina de trigo de uso común
Vino blanco – 250 ml.
Agua – 250 ml.
Aceite de oliva suave con un 0’4 de acidez – 250 ml.
Un trozo de cáscara de naranja
Un trozo de cáscara de limón
Una hoja de laurel
Una cucharadita colmada de anís en grano, matalaúva
5 clavos de olor
Una rama de canela
Una pizca de sal
Para freír: Aceite abundante de girasol
Para rebozarlos: Azúcar común y Canela molida.
Preparación.
En primer lugar, comenzaremos haciendo una infusión usando para ello el agua y el vino, los cuales aromatizaremos la cáscara de naranja, de limón, la hoja de laurel, anís en grano y clavos.
En un cazo echamos el agua, el vino, laurel, canela, clavos y matalauvas, ambas pieles de cítricos previamente lavadas, y una pizca de sal, la cual servirá como potenciador de este dulce.
Cocemos todo ello, a fuego moderado, para que vaya concentrándose todos los sabores y reduciendo, durante unos cinco minutos aproximadamente.
Transcurrido esos cinco minutos, siempre y cuando comprobemos que el líquido se ha reducido más o menos a la mitad, retiramos del fuego.
En algunos lugares de Extremadura, en este punto de la receta de coquillos extremeños, dejan reposar la infusión obtenida durante todo un día, pero no es necesario.
En cualquiera de los casos, filtramos el líquido para quedarnos únicamente con el caldo. A este le añadiremos a continuación el agua, y aún en caliente le incorporamos el aceite de oliva, para que todo ello quede bien mezclado.
La mezcla obtenida es la sustancia verdadera del dulce ya que es lo que le va a aportar todo ese sabor tan característico de los coquillos extremeños.
Llega la hora de añadirle la harina a nuestra infusión, y lo haremos poco a poco, no siendo recomendable añadirla toda de golpe.
Una vez alcanzado el punto que buscamos, comenzamos a mezclar. Si una vez mezclado todo vemos que aún tiene textura de papilla, continuaremos añadiéndole harina. Debemos conseguir que la masa obtenida sea manejable.
Una vez añadida toda la harina necesaria, ya si es el momento de poner las manos en la masa, mezclando manualmente hasta obtener una textura elástica y bien ligada y lo más importante, que no se pegue en las manos.
Este tipo de masa no requiere reposo.
Con los rodillos, del tipo que más os gusten a mano, echaremos un poco de harina en la encimera para que no se nos pegue nuestra masa y efectuaremos un último amasado.
Es el momento de formar los coquillos extremeños, y para ello iremos cogiendo pequeñas porciones, más o menos del mismo tamaño, pelotitas de las dimensiones de una nuez.
Mientras vamos formando las bolas, ponemos la sartén con el aceite de girasol al fuego para que vaya cogiendo su punto de calor.
Con el rodillo procederemos a laminar la masa, dejándola lo más fina posible ya que mientras más delgada al freírla les saldrán más burbujas, lo cual es una de las características de estos dulces.
Una vez hecha la forma típica de los coquillos extremeños, comenzaremos a freírlos en una sartén con abundante aceite. Una vez fritos, los iremos depositando en una bandeja cubierta con papel absorbente.
Entre tanda y tanda, antes de que se enfríen, vamos rebozando en la mezcla de azúcar y canela para que éstas se queden bien adherida.
Y ya tenemos nuestro dulce típico de coquillas extremeñas.
Lo que si me dijo que la elaboración puede variar dependiendo de la localidad donde se haga.
