Introducción
El perro es la mascota por excelencia. Se le considera un fiel y buen amigo. Sin embargo, cuando nos planteamos la posibilidad de adquirir uno, tenemos que tener presente que además de encontrar un compañero al que ofrecer y del que recibir cariño, alegría, respeto y complicidad, la decisión incluye un alto grado de compromiso. Su educación y comportamiento pasa a ser responsabilidad directa del dueño.
La adopción de un perro, siempre que no esté incluido en el grupo de razas consideradas _peligrosas_, no está legislada. Cualquiera puede tenerlo siempre y cuando cumpla la normativa autonómica y municipal vigente de la localidad donde resida.
Comprar un perro a modo de capricho, pretexto o regalo sorpresa supone una grave equivocación si antes no se tenemos claro la responsabilidad que este animal requiere. Los impulsos incontrolados en un primer momento por conseguir un joven cachorro pueden generar graves problemas en el futuro.
Dónde adquirirlo: una tienda, un amigo, una perrera
1. La tienda especializada:
En ella nos informarán acerca de la raza escogida o nos orientarán sobre cuáles podemos optar según nuestras condiciones particulares y nuestras preferencias.
Ventajas:
Información gratuita y de calidad.
Adquisición con garantía, ya que debemos conservar la factura o ticket de venta durante unos días (normalmente 15, dependiendo de la legislación vigente).
Cartilla de desparasitación y vacunación que debe acompañar al cachorro. En ella se indican las fechas de las vacunas ya puestas, así como los tratamientos antihelmínticos realizados, además de figurar los que faltan por hacer.
Consejos sobre alimentación, baños y peluquería. Dando por hecho que entre el criadero y la tienda existe una buena relación, es habitual que el propio criador envíe las recomendaciones que estime más oportunas sobre la raza en particular.
Inconvenientes:
El factor económico es, a priori, el único inconveniente que se presenta debido a que la labor de los intermediarios encarece el precio final del perro. Sin embargo, se garantiza la buena salud del animal y su pureza en el caso de que fuera un perro de raza. Curiosamente, son las modas las que encarecen el precio de determinadas razas. Su valor no es objetivo. Cada vez es más habitual que variantes como esta sean las que finalmente decidan el precio, aunque también influyen otras, como la existencia de razas más difíciles de criar, lo que alza su valor económico (por ejemplo, el Bulldog varía de los 1.000 euros a los 2.000, e incluso más). Hay que ser conscientes de que en cualquier raza un ejemplar de exposición puede alcanzar precios desorbitados.
2. Criadero:
Si deseamos una raza concreta podemos acudir directamente a un criador. Cuando se haga conviene informarse adecuadamente de las características de las camadas anteriores y asegurarse de que, efectivamente, cumplen con las normas higiénico-sanitarias necesarias para ofrecernos un perro en buen estado. Es frecuente acudir a un criadero sin tener referencias ni conocimientos previos, lo que puede suponer una mala compra. En este caso la calidad del animal será proporcional al precio del cachorro que vamos a adquirir. Como en todo, no podemos aspirar a comprar un ejemplar perfecto y sano sin pagar lo que cuesta.
En el mercado existen guías de criaderos nacionales e internacionales. Internet es un buen medio para acceder a esta información.
En los criaderos hemos de exigir garantía sanitaria (que el cachorro no tenga defectos congénitos), la cartilla en regla, y en la medida de lo posible, abundantes consejos acerca de los cuidados, higiene y alimentación sobre la raza en particular. Tengamos en cuenta que probablemente han visto crecer y desarrollarse a varios ejemplares no sólo de la misma raza que nuestra mascota, sino de su misma familia.
3. Particulares:
Cualquier amigo o conocido puede ofrecernos un perro, incluso podemos adquirirlo a través de anuncios de clínicas veterinarias o de diversas publicaciones, entre otros muchos sitios. De esta manera, se puede disfrutar de una mascota sin que suponga un importante esfuerzo económico. Es conveniente conocer el tamaño de los progenitores para no llevarnos sorpresas, así como preguntar sobre su desparasitación y vacunación anterior. El paso siguiente es acudir obligatoriamente al veterinario para que nos aconseje y nos informe sobre el estado de salud y edad del animal, incluso podrá especular sobre su tamaño de adulto.
4. Sociedades Protectoras o Asociaciones pro-defensa de los perros:
Existen en España numerosas asociaciones donde acudir para adoptar un perro, de hecho, la gran mayoría de las ciudades cuentan con una Protectora municipal. En ella se recogen perros abandonados o perdidos y se ponen a disposición del público. Para evitar posibles malentendidos es conveniente asegurarnos de la salud del can que nos guste.
El único requisito que se contempla para podernos llevar al perro es el pago simbólico de una cantidad de dinero o, según el lugar, del coste de las vacunas. Tanto las Sociedades Protectoras como las Asociaciones pro-defensa tienen por norma solicitar los datos del futuro dueño para garantizar el bienestar del animal.